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La disciplina del yoga ha pasado por muchos cambios a través del tiempo. Lleva existiendo más de 5,000 años y hasta el día de hoy sigue vigente; esto se debe a que sus enseñanzas están basadas en verdades universales. Se podría decir que los yoguis se han aventurado a explorar el abismo más grande y complejo de todos: el mundo interno del ser humano. Gracias a eso se crea una metodología que nos va llevando a ampliar la consciencia y conectar con nuestra verdadera naturaleza.

En esencia, lo que busca el yoga es un discernimiento de lo que soy y de lo que no soy. Cuando empezamos a explorar la parte desconocida de nosotros mismos nos damos cuenta de que en nuestro interior habitan miles de voces. La gran mayoría de ellas se la pasan diciendo mentiras y generando ruido que impide ver lo que realmente somos. Con el tiempo la práctica nos va llevando a silenciar esa multitud de voces hasta lograr que se vuelva una sola.

La raíz de la palabra yoga es YUG: Unión, y esto habla de dos cosas fundamentales:

  • La unión de mis cuerpos o capas
  • La unión de lo la consciencia individual y la consciencia universal

Con esto se puede ver la profundidad a la que puede llevarnos esta disciplina. Una vez que conocemos y comprendemos este principio, es disonante escuchar a qué se le esta está llamando yoga en la actualidad. Observando con ojo crítico las enseñanzas que se comparten hoy, podemos ver que la gran mayoría de los practicantes no están alineados con sus raíces. Es como si tomáramos una hoja del árbol y aparentáramos que eso representa al árbol completo. Hemos perdido de vista el fin con el que fue construida la metodología del yoga y la hemos desvirtuado en algo meramente físico.

El asana (postura) es lo que más vemos y compartimos como práctica de Yoga en la actualidad. La forma es la capa externa de nuestro ser, y es necesario conectar con ella para poder entrar a las capas internas y no solo a la superficial –respetando su importancia–.

Lo importante es tener presente que lo físico es una herramienta, pero no es el fin; al contrario, es solo el principio.

A mí me gusta ver el yoga como una búsqueda de la verdad, esa que es infinita y permanente. Muchas personas podrán decir que enseñan o practican esta disciplina, pero si su mirada no está puesta en esta búsqueda entonces estarán moviéndose desde la mentira. La invitación es a poner la mirada en lo más importante; de otra forma podemos pasar años practicando sin recibir beneficios fundamentales ni generar cambios.

Demos un paso decisivo hacia el mundo interno y reconectemos con la raíz de nuestro ser interno y la de la disciplina del yoga.

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